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"Desde ellos", reflexiona el Padre Martín Ponce de León

Son seres con solicitudes bien concretas y lo nuestro es ver en qué medida, podemos o no, responder a esas necesidades....

Reflexiones Redacción 220.UY Redacción 220.UY

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Ponce de león 341234

Una de las realidades más exigentes es poder responder a las verdaderas necesidades de esos seres a los que, comúnmente, defino como “piden pan”

Son seres que sabemos poseen necesidades y carencias.

Son seres que, muchas veces, esperan de nosotros.

Son seres que nos miran y su mirada se vuelve una solicitud de ayuda.

En oportunidades, para animarse a pedir, se alientan con un poco de alcohol y su aliento alcohólico nos desalienta.

En ocasiones nos desanimamos porque no les vemos utilizando lo que le hemos brindado.

Me viene a la memoria lo sucedido en un lugar donde un hombre fue a solicitar algo de abrigo. Para no dejarlo marchar con las manos vacías le dieron una bandejita con fideos con tuco. El hombre miró lo que le habían dado y, tal vez, pensó no le habían entendido lo que solicitaba puesto que un rato más tarde aquella bandejita, tal como se la habían dado, se encontraba debajo de uno de los autos allí cerca estacionados. No era lo que él necesitaba.

Es obvio que aquello despertó la molestia en quien le había dado aquellos fideos. Los comentarios vertidos no eran muy repetibles. En ningún momento surgió algún comentario que hiciese referencia al hecho de haber dado fideos cuando solicitaba abrigo.

Ello es lo más complejo y difícil.

Son seres con solicitudes bien concretas y lo nuestro es ver en qué medida, podemos o no, responder a esas necesidades.

Si me piden un algo de comida no puedo darles un par de zapatos. Si lo hago no me puedo incomodar porque los vendan o los cambien por un algo de comida que es lo que verdaderamente está necesitando.

En oportunidades creemos que el otro necesita lo que yo quiero darle.

En una oportunidad, le dijeron a una persona que fuese a buscar una ropa que tenían para darle. Hasta allí fuimos y le entregaron dos bolsas con ropa. Las dos bolsas contenían solamente ropa de mujer cuando el destinatario era un varón.

¿Broma? ¿Sin sentido? ¿Falta de sentido común?

Para que nuestro dar sea valedero debemos conocer las necesidades de los demás y ello no es fácil porque implica cercanía.

Para que nuestro dar sea valedero debemos saber escuchar e intentar responder a lo que se nos plantea.

No faltan las veces que no tenemos tiempo para detenernos y escuchar. Tenemos tanta prisa que oímos pero no llegamos a escuchar.

Considero que, detrás de cada pide pan, siempre debemos saber encontrar a Jesús. Nos habla, nos pide y, muchas veces, se queda esperando.

Jesús siempre tiene cara de carenciado. Espera nuestra atención y nuestro tiempo.

Muchas veces, parecería, lo conformamos con nuestros ritos o con nuestros rezos pero Jesús, la respuesta que espera, surge de nuestras manos.

Ritos o rezos deben ser instrumentos que nos ayuden a estar atentos y saber responder.

Deben ser ayudas para tener la capacidad de establecer cercanías.

Debemos saber prestar atención puesto que nos piden esperando nuestra respuesta y no para que tengamos con ellos un diálogo de sordos.

Si nos piden pan intentemos brindarles un pan aunque, para ello, debamos ir hasta una panadería y comprar algo.

Tampoco es cuestión de “sacárnoslo de arriba” con unas monedas puesto que ello es lo más cómodo para nosotros y lo más tentador para ellos.

Darles unas monedas cuando nos han pedido pan es casi como una invitación a que lo destinen a cualquier otro uso.

Dar implica cercanía e involucrarnos. No lo hacemos tirando unas monedas.

Hoy en la vida de cada uno hay un pide pan y nos está pidiendo algo de nosotros para saberse ayudado desde él.

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