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Disfrutar es casi un sinónimo de estar a gusto o de hacer lo que nos gusta.
En muchas entrevistas de deportistas uno puede sentir o leer que descubren como privilegiados puesto que se saben teniendo la oportunidad de hacer lo que les gusta y, por ello, disfrutan de su tarea.
En muchas oportunidades uno escucha que para disfrutar de algo no deberían existir dificultades y ello resulta casi un imposible.
Sé de personas que disfrutan de lo que hacen por más que ello sea desgastante y comprometido.
Es que no existe una única manera de disfrutar.
Cada uno puede encontrar formas de disfrutar que no necesariamente sean compartidas por otras personas.
El disfrute es una realidad personal por más que, muchas veces, sea una realidad que involucra a los demás.
Los relatos evangélicos nos enseñan sobre Jesús que disfrutaba realizando la voluntad de “Aquel que lo envió”
Es un disfrute que no se queda en Él.
Es un disfrutar brindándose, entregándose, desgastándose.
Puede resultar incomprensible, para muchos, esa manera de disfrutar puesto que ven el disfrute con una realidad individualista.
Como si se pudiese unificar disfrute con ganancia y ello es un algo que jamás puede unificarse.
Son muchísimas las realidades disfrutables que nada tienen que ver con ganancias.
Se puede disfrutar el paisaje de un atardecer pleno de bordó.
Se puede disfrutar la tibia calidez de la luna.
Se puede disfrutar de brindarse desinteresadamente.
Se puede disfrutar de intentar ser útil.
Se puede disfrutar de un logro que permite otras realidades.
Se puede disfrutar de poder asumir los desafíos que la vida se encarga de plantear.
Se puede disfrutar de la familia que se ha construido.
Se puede disfrutar de la fraternidad cuando la misma es verdadera.
Se puede disfrutar de una atrapante lectura.
Se puede disfrutar de una buena conversación, de un silencio o del escuchar a alguien.
Se puede disfrutar de una sonrisa o de un abrazo.
Nada tienen de ganancias pero sí tienen mucho de disfrute.
Los que solamente viven en pos de la ganancia poseen muy pocas, demasiado pocas, oportunidades para disfrutar.
Su disfrute es tan efímero que ni se puede llamar disfrute ya que constantemente están acicateados por la necesidad de más.
No pueden vivir el disfrute de darse puesto que, para ello, prima el intercambio. Se dan pero para recibir a cambio.
Disfrutar es mucho más que momentos. Es una actitud ante la vida misma.
Es una postura de vida que nos permite ver y valorar a las pequeñas cosas cotidianas.
Debemos aprender a disfrutar las pequeñas cosas que nos rodean puesto que ello nos permitirá estar preparados para esas grandes ocasiones donde algo o alguien nos permite disfrutar a lo grande.
Hoy no son muchas las personas que tienen el privilegio de poder disfrutar de lo que hacen por ello deberían ser merecedoras de toda nuestra admiración y reconocimiento.
Muchas veces esas personas lo que hacen es despertar nuestra negatividad y buscamos los medios para quitarles la posibilidad de disfrutar.
Para ello nos valemos de instrumentos como resaltar lo limitado, buscar medios para apartarle de lo que le permite disfrutar o inventamos algo con lo que se pueda ver perjudicado.
En realidad nuestra actitud debería ser “Continúa disfrutando puesto que ello es lo que hace se te vea feliz y el ser humano ha nacido para ello. Disfrute”
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