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"El recipiente quedó en la mesa", la reflexión de Martín Ponce de León

Se vive dentro de una burbuja irreal puesto que jamás vivimos en soledad y los demás son una realidad constante en nuestras vidas.

Reflexiones Redacción 220.UY Redacción 220.UY

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Martin Ponce de Leon 34244332

Muchas veces se ha dicho que, junto con el materialismo, el individualismo es uno de los grandes males del momento actual.

El individualismo es una postura ante la vida.

Todo se limita a lo particular y no hay lugar para lo de los demás.

Se vive dentro de una burbuja irreal puesto que jamás vivimos en soledad y los demás son una realidad constante en nuestras vidas.

No hace mucho, en “la mesa compartida”, uno de los comensales trajo su recipiente para llevar la comida como siempre.

Ese día, como previa, estaba la oportunidad de comer unos chorizos al pan que nos habían donado.

Cuando llegó el momento de pasar a la mesa todos prefirieron llevar la comida puesto se habían saciado con la previa.

Se fueron llenando y entregando los recipientes y cada uno retornó a su casa.

Aquel comensal no estaba para retirar su recipiente y el mismo debió quedase esperándolo sobre una de las mesas.

Pasó la tarde y en ningún momento apareció en busca de lo que había dejado.

Lo mismo sucedió durante todo el día siguiente.

El calor de la jornada hizo que aquella comida se volviese ácida y destinada a ser tirada por imposible de comerse.

A la mañana del segundo día el comensal volvió como si nada hubiese sucedido.

Cuando llegó el momento de servirle la comida entendí era la oportunidad para hacer ver lo improcedente de una conducta así.

“Fulano, el otro día usted trajo su tacho para llevar la comida y se fue sin avisar y nunca vino a buscar el tacho”

“Tenía que estar en (dice un lugar al que asiste) y ya era la hora”

“Pero esa comida que no llevó se podía haber repartido entre los demás y se podrían haber beneficiado con un poco más de comida. Por eso debería haber avisado que no iba a venir puesto que no es usted solo sino que somos todos”

Es la típica conducta del individualista. No logra pensar en los demás.

Para el individualista la solidaridad vale en cuanto se puede beneficiar de ella pero no es un algo que pueda practicar.

El individualista no logra mirar el bien común sino que lo suyo se limita a lo particular aunque lo mismo sea muy puntual.

Se entiende que, muchas veces, la conducta humana está más orientada a sobrevivir que a compartir y para hacerlo hay que estar con la mirada puesta en lo suyo casi en exclusividad.

Pero la vida no es un campeonato de sobrevivencia sino una experiencia de vivencias y, siempre, nuestras vivencias dicen de relación con los demás.

Esa relación con los demás es nuestra manera de compartir. Compartir para tener más o compartir para ser más.

Es evidente que todo es mucho más sencillo cuando solamente pensamos en nosotros mismos aunque ello jamás nos ayuda a ser más personas, porque mejores como humanos.

Quizá quien dejó el recipiente en la mesa tenía sobradas razones para haber actuado como lo hizo pero ninguna de ellas puede justificar su comportamiento.

Quizás quien dejó el recipiente sobre la mesa no ha tenido mucha educación como para actuar de otra manera pero ello no es justificativo para su comportamiento.

No pensó en los demás. El recipiente quedó en la mesa.

No pensó que la comida le estaría esperando. El recipiente quedó en la mesa.

No pensó que la comida se habría de desperdiciar. El recipiente quedó en la mesa.

Fue individualista. El recipiente quedó en la mesa.

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