Se cerró la rambla de Dolores impidiéndose el ingreso de vehículos y de peatones

La medida de parte de las autoridades fue radical a la hora de ejecutar el plan de seguridad para tres o cuatro jornadas que con anticipación ya se creía que podían llegar a generar dolor de cabeza a los locatarios y a todos aquellos que tienen la obligación de velar por el bienestar de la ciudadanía, más aún cuando se ponen en juego temas que están ligados a la salud de los sorianenses y uruguayos. Se trata de una medida que se extenderá en principio hasta el domingo, pero no se descarta que sea hasta el lunes (feriado), no sabiéndose si va a ser durante todo el día, dependiéndose de la conducta de la gente a la hora de responder a las constantes recomendaciones que buscan evitar las aglomeraciones y festejos en el medio de una pandemia (con cuatro casos positivos de COVID-19 en Dolores). 

Si bien hay opiniones divididas en relación al tema, y sobre el reforzamiento de la seguridad con el  apoyo de la Guardia Republicana, hay quienes creen firmemente que poner orden es sumamente necesario y hay otros que entienden que es excesivo montar un operativo como el desplegado en Dolores, más aún sabiéndose que en otros puntos del país se multiplican las aglomeraciones a conveniencia de muchos y como que si nada pasara, ignorando el tema de la emergencia sanitaria, lo que lamentablemente pasa a un segundo plano por determinados y tan notorios intereses, dejando entrever de que no todas las situaciones se miden con la misma vara, como debería corresponder.

Pero la cuestión es que, con buen tino, las autoridades policiales, políticas y sanitarias del departamento se adelantaron a la jugada de lo que se muestran faltos de conciencia y de responsabilidad, a aquellos que no les importa ni en lo más mínimo si los efectos de la pandemia son mayores y ponen en riesgo a toda una comunidad. 

En resumen, decenas de policías se movilizaron desde las primeras horas de la noche de este viernes 9 de octubre, no permitiéndose el ingreso a la rambla de Dolores tanto de peatones como de vehículos, llevando a que en la costanera de la llamada Capital del Trigo no volara ni una mosca, desalentando totalmente a la realización de cualquier celebración primaveral, más allá de la suspensión del evento que fue resuelta y comunicada en el mes de julio pasado.