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Columna: Inversión, empleo y estímulos, no existen las  casualidades, por Aníbal Durán

Aníbal Durán es el Director Ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

Columnas 08/10/2023Redacción 220.UYRedacción 220.UY

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Una interesante nota de EL PAÍS el pasado 2 de octubre, hace hincapié en 
la inversión inmobiliaria en Canelones. Se habla aproximadamente de 200 
proyectos inmobiliarios que refieren a una inversión de 2500 millones de 
dólares. Por supuesto que allí la vivienda promovida jugó un rol 
determinante, idea surgida en nuestra gremial, con nuestro asesor Julio 
Villamide, allá por el 2010. 
Autores notorios han insistido en que buena parte del análisis económico y 
jurídico se basa en la calidad de los incentivos. En un sistema que potencia 
los buenos incentivos la gente da lo mejor de sí; en cambio en un sistema 
donde los incentivos para mejorar son escasos o nulos la gente revela lo 
peor de sí. No estoy inventando la cuadratura del círculo…simplemente 
constato a través de recientes experiencias que el estímulo fomenta, 
alienta, hace posible las inversiones.
Y porqué se necesita el acicate? Porque somos un país caro, los números 
son muy finitos y es precisamente esa situación la que determina que 
muchas veces el promotor en este caso, espera mejores vientos para la 
inversión siempre millonaria que piensa concretar.
En ese contexto el gobierno aprobó con una mirada muy astuta, sendas 
normas jurídicas que precisamente incentivaron al sector. Cumpliendo con 
su palabra empeñada, a través del entonces Presidente electo Luis Lacalle 
Pou, los decretos sobre vivienda promovida y megaproyectos fueron 
virtuosos y comenzaron a dinamizar cierta inercia que se venía gestando.
Y es precisamente en esa línea de inversión y consecuentemente generar 
empleo, donde van dirigidas estas líneas.

En una prosa de tiempo atrás, ya nuestro asesor financiero el Cr Alfredo 
Kaplán, se explayó con su erudición consolidada, sobre ciertas 
reivindicaciones que pretende el sector, los promotores privados, para un 
determinado estamento, una franja específica que no fue contemplada.
En buen romance, aquellos promotores privados que invierten desde 
tiempos inmemoriales, generación tras generación lo vienen haciendo, y 
que no han recalado en la vivienda promovida y que por otra parte invierten 
en proyectos inmobiliarios de menor porte que los establecidos para los 
megaproyectos, son los que vienen quedados colgados del pincel.
Por supuesto que además del incentivo necesario hay aspectos que juegan 
a favor.
Institucionalidad de la República. Separación de poderes, no a lugar a 
cambio de normas intempestivas, seriedad desde el gobierno, todo genera 
confianza, atributo determinante para un inversor.
Aggiornar el derecho laboral a los tiempos que se suceden, se impone y que 
se cristalice de una buena vez una educación que ponga al educando de 
cara a la realidad.
Tener una macroeconomía ordenada. Tasa de empleo y desempleo, tasa de 
interés, inflación controlada, el imprescindible crecimiento económico. 
Yendo a la nota del matutino que dio origen a ésta, Canelones tiene una 
Agencia de Promoción a la Inversión que hace del diálogo y la buena 
disposición al servicio del interesado, un aspecto determinante. Colma las 
expectativas, hay un rostro con quien intercambiar ideas, se llega a una 
solución donde el consenso entre las partes, es crucial.
En fin. Que la frazada es corta, está claro. Pero que la promoción privada, 
dinamiza, también. Y que absorbe mano de obra, es un dato. Lo que se 
exonera por un lado, se suple con creces con todo lo que genera…la manida 
frase del “círculo virtuoso de la obra…”. Canelones es un ejemplo palmario. 
Todo para ganar-ganar. 

 Aníbal Durán

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