Columna: 35 años fecundos…, por Aníbal Durán

Aníbal Durán es el Director Ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

Columnas 10/08/2025Redacción 220.UYRedacción 220.UY

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El mes próximo se cumplirán 35 años de fundación de la Asociación de 
Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU). Saldrá un 
suplemento alusivo a la fecha.  
Fuimos protagonistas directos de dicha aparición, lo que nos hincha el 
pecho de orgullo. Es como criar un hijo, desde sus primeros pasos 
balbuceantes, de su adolescencia entreverada y alegre, pasando a un 
período de madurez que poco a poco se va consolidando. Porque el 
camino se hace al andar, como dice el poeta..., y ese camino lo hacemos 
diariamente, disfrutando las mieles de las cosas buenas y aprendiendo de 
los errores que se cometen, para ir con un norte seguro, donde la 
probidad, la responsabilidad en la tarea, el decoro para la misma, son 
aspectos innegociables. 
Estimo fue un acierto fundar la gremial, dándole forma concreta a una 
aspiración que nadie puede decir que sea de alguien, y que cuenta con el 
mejor de los blasones, que es la nobleza indiscutible de los años. 
Es posible que no toque a los fundadores palpar los resultados; el tiempo 
completa, define y perfecciona lo que empieza el espíritu. Pero eso no 
consterna a nadie. No se concluye sino lo que se empieza y para eso es 
necesario empezar alguna vez: sin la semilla nadie puede pensar en el 
fruto y noventa veces en cien, el que planta el roble, no logra descansar a 
su sombra. 
La Asociación ha permitido a sus asociados en sus diversas categorías, 
estrecharnos la mano, mirarnos a los ojos, sonreír juntos, contarnos las 
menudas incidencias de la vida, conocernos mejor, estrechar lazos de 
colaboración recíproca, luchar por objetivos comunes. 

El rigor, el equilibrio, el prestigio, la estabilidad, condiciones esenciales de 
la eficiencia en el esfuerzo, solo pueden conseguirse por la unión, el 
acercamiento y la cohesión. El esfuerzo de promotores en forma individual 
(lo mismo para un profesional o proveedor de insumos), resulta débil e 
inseguro, menos sensible y penetrante, que la acción de una sola entidad 
que invista la representación legítima y efectiva de todas ellas.   
Y en esa tarea estamos en el devenir cotidiano de los sucesos inherentes a 
la gremial. O por iniciativa de la gremial o por solicitud coherente de un 
asociado, dicha reivindicación va dirigida al referente de turno, en el 
estamento gubernamental que sea, en la búsqueda de una solución que se 
entiende justa o por lo menos, equilibrada.  
No es óbice a que muchas veces eso no sucede, los enfoques son distintos, 
las percepciones se miran desde distinto ángulo y se toman o modifican 
medidas con las cuales no concordamos, pero esas son las reglas de juego.  
Tenemos que convivir con la ansiedad de los asociados, que expectantes 
nos hacen sentir sus desvelos con expedientes que se atrasan, respuestas 
que no llegan y el dinero a invertirse, la tierra, los obreros y profesionales, 
están en un galimatías cuyo destino luce a veces imprevisible.  
Estamos en una época de toma de decisiones en temas que nos atañen, 
tanto a nivel de gobierno nacional como departamental. Hemos 
argumentado y fundamentado razones para que se nos considere y, en 
definitiva, se llegue a una solución que satisfaga a las partes.  
El año entrante será de Consejo de Salarios del sector y las posiciones 
encontradas entre la parte empresarial y el Sindicato, es la primera página 
de un libro que comienza a escribirse y que afortunadamente siempre 
tiene un final (hubo muchas páginas escritas en el medio), y el mismo 
satisface con matices a tirios y troyanos. 
El mes siguiente se cumplirá un nuevo mojón, de una aventura que 
comenzó como precisamente eso: llegar a representar a un espectro de 
ciudadanos empresarios que estaban trabajando por su cuenta, pero no 
tenían el respaldo de quien los representara en forma colectiva, buscando 
el argumento sólido y honesto como premisa. 
Ese es el derrotero y aspiramos que ese camino, ese trillo trazado, será 
también el que adopten los próximos sucesores tanto a nivel dirigencial 
como tareas gerenciales.  

Como dice el filósofo, John Lyly…” muchos golpes derriban los más altos 
robles”, eso es sinónimo de perseverancia, que nos late en nuestros 
espíritus. 

Aníbal Durá

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