Columna: El “derrame” de la construcción, por Aníbal Durán

Aníbal Durán es Asesor de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

Columnas 21/10/2025Redacción 220.UYRedacción 220.UY

Compartir

IMG-20230601-WA0016



Como si fuera una fuente de agua bendita, la industria de la construcción lanza sus
tentáculos por doquier y en su camino van trepidando distintas industrias,
profesionales de distinta laya, fleteros, camioneros, que van dándole forma al
mentado círculo virtuoso de la construcción.
Sin perjuicio del peso que tiene en el PBI y en el empleo (se estimula al sector cuando
quiere abatirse el desempleo), es un sector integrado al tejido productivo provocando
trascendentes encadenamientos.
Además de la vivienda, el sector es clave en la infraestructura de un país, para la
educación de la misma, para el turismo y para la salud, entre otras ramas de actividad.
Decíamos que su aporte al PBI ronda el 10% y cuando nos referimos a
encadenamientos impulsores de la economía, hace alusión al contacto con otros
sectores de actividad.
Nos dice el CEEIC (Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción),
que un aumento de 1 dólar en la demanda final de la construcción, genera
encadenamientos hacia atrás, en los sectores proveedores, que inducen un
incremento de producción de 4.41 dólares.
Nos referimos a encadenamientos para atrás, cuando apuntamos a la capacidad de un
sector de mover a otros sectores vinculados con la demanda de insumos que en
definitiva la construcción insume (valga la redundancia).
Por ejemplo, el valor agregado que generan sus proveedores de insumos, como hierro,
cemento, cerámica, madera, maquinaria y los etcéteras son cuantiosos.
Y además dichos encadenamientos pueden ser directos o incluso indirectos
(proveedores de proveedores).
En estos encadenamientos están las barracas que venden dichos insumos, están los
camiones que los transportan, están los que colocan barandas para vallar las obras…
Nos sigue diciendo el CEEIC que nuestro sector es netamente “impulsor”, es decir y
reitero, capaz de generar derrames en el resto de los sectores, se ejemplificó líneas
arriba y no es tan visto como un sector “receptor”, es decir un sector con capacidad
para absorber los estímulos que la economía recibe.

Cuando se está construyendo un edificio, es notorio el impulso que da dicha
construcción.
Pero siempre insisto con el ejemplo: ese producto una vez concluido, seguirá dando
trabajo porque el edificio necesitará multiplicidad de servicios: desde un administrador
que ordene las cuentas, pasando por un sanitario, un electricista, service de bombas,
pintura, calefacción, servicio de seguridad y/o de portería, paisajismo y también varios
etcéteras más…
Además de los tributos que comenzará a generar el gobierno departamental que
corresponda, contribución inmobiliaria, impuesto de puerta, etc.
El otro tema tiene que ver con la burocracia: porque para que sucedan las cosas, no
pueden trancarse los expedientes en las Intendencias departamentales o en un ente o
servicio descentralizado. El paradigma debería ser: dejo hacer, confío. Eso sí, si no se
cumple, el sistema le caerá arriba al infractor. Así sucede en Chile. Haga, no habrá
trabas, pero no infrinja. Será un tema de conciencia de cada uno.
De nada valen las medidas que se han adoptado, si las trabas burocráticas enlentecen
todo el proceso, desalentando inversores y frustrando inversiones millonarias.
El gobierno nacional y los departamentales sobre todo la capital, Canelones,
Maldonado han entendido el tema, pero los tentáculos del “pulpo abrazador estatal”
es amplio y los incordios y las trabas se siguen produciendo. Es de Ripley que no se
inicie una obra de inversión millonaria, por trabas que atentan contra el crecimiento (y
me refiero a trabas que no deberían imposibilitar la obra).
Recordemos y somos recurrentes: el promotor privado es el que habilita el círculo
virtuoso de un emprendimiento, precisamente privado. Es el que invierte, germen de
todo el proceso evolutivo posterior, donde la demanda de la mano de obra cobra un
rol relevante.
En buen romance, si no hay promotor privado NO hay obra privada.
Celebraremos el lunes 20 un nuevo día del sector y hacemos partícipes de nuestro
afecto, a las gremiales empresariales y sindicato del sector.
Confiar en mejores augurios, nos retempla el ánimo. Ese es el trillo.
Salud!!!
Aníbal Durán (asesor de APPCU)

Te puede interesar
Lo más visto 220

220.UY | Más Información