Columna: El decoro en el vínculo…, por Aníbal Durán

Como toda gremial que de tal se precie, APPCU debe velar por sus asociados y defender y reivindicar aspectos que nos son inherentes y que CREEMOS nos asiste la razón. Y menciono CREEMOS porque la omnipotencia es cosa de DIOS y en la salvaguarda de intereses societarios, podemos errar y defender causas que o no son justas o tenemos una percepción equivocada. Amplísima experiencia tengo en el tema que nos ocupa, desde la fundación de APPCU hace casi 35 años, donde el fundamento de todo encuentro con el interlocutor que competa, sea una autoridad nacional, departamental o no lo sea, lo constituye el diálogo y no estoy siendo para nada original. Y ese diálogo viene acompañado del respeto, aspecto medular de todo engranaje que se tilde de civilizado. El respeto evita fricciones en el engranaje social, suaviza sus contactos y limita el peligro de los rozamientos. La sensibilidad, el amor propio, los intereses opuestos, los desequilibrios económicos, las ideas contradictorias, plantean constantemente eventuales interferencias que pueden perturbar la paz de un ambiente. El respeto tamiza esas posibles reacciones, las encauza y orienta, les quita rudeza, virulencia, aspereza.  Y con esa consigna nos hemos manejado en “la selva burocrática” del Estado, ya nos hemos ocupado in extenso del tema, tratando de allanar el camino en busca de una solución que no pretende ser antojadiza ni usurpadora, sino que busca reivindicar un principio que creemos justo. Así estamos ahora buscando dilucidar algún tema en la Dirección Nacional de Catastro, donde los trámites se demoran y las causas que las creemos entender, tal vez no las comparta dicha Dirección. Hemos encontrado en la citada repartición, la mejor voluntad para dirimir los insucesos que se vienen sucediendo. No nos arrogamos la razón per se, de ninguna manera. Pero a tambor batiente se vienen “lamiendo las heridas” y la inversión se resiente. Tanto el Presidente de la República como el Secretario General, Dr Ferrés, han sido receptivos a nuestro reclamo (en una charla con ambos referido al tema general del funcionamiento de la Administración Central y Entes y Servicios Descentralizados) y esperamos el diálogo con quien competa en Catastro para dirimir con el mayor equilibrio posible, la actual situación. Y no hablamos de mala fe de nadie, nos tenemos autoridad para proferir dicho concepto porque sencillamente no nos consta. Sí decimos enfáticamente, que “la yegua está enredada”. Hemos realizado un sinnúmero de convenios con distintos organismos en la búsqueda de agilizar la inversión millonaria que se estila en estos casos.  

O por lo menos, aceitado el diálogo que nos permite encarar sobre aspectos que permite desentrañar madejas entrelazadas que desaniman al inversor-promotor, que muchas veces no entiende los tiempos públicos (y tiene razón), que no se compadecen con los tiempos privados. Hemos generado un beneficioso convenio con la UTE, solo para nuestros socios, lo que permite, en definitiva, un retorno económico al promotor una vez constatados los kilowatios que se instalan en una vivienda. Ya muchos socios están disfrutando de este beneficio, que permitió la apertura de miras de las autoridades del ente estatal, para lograr un acuerdo con nuestra gremial. Reitero, la calidad de asociado es condición inexcusable para tal logro. También Montevideogas, ha proporcionado beneficios a nuestros socios, cimentados en la firma de un convenio. Ambas instituciones, asociadas a APPCU, disputan con la dignidad que corresponde, propuestas que en definitiva deben dirimir nuestros asociados. Estos son mejores ejemplos de un vasto relacionamiento con distintos estamentos del Estado. No tememos al fracaso; el mismo no estriba en que se llegue o no a las metas relativas a que se apuntó; el fracaso está en no emprender la marcha, en no decidir el rumbo. El fracaso está en la vanidad que encierra el temor de no triunfar, en el abulismo que traduce el deseo de no luchar, en la arrogancia que no se expone a que se coteje en los escenarios del esfuerzo, la talla propia y la talla ajena. Con mucha humildad trabajamos en APPCU, nos complace brindar el mejor servicio como estrategia de gremial mancomunada, la humildad permite y aconseja todas las audacias y como no se avergüenza del posible revés, tiene el brío necesario para reunir en el mazo de perspectivas, la victoria y la capitulación, el puerto seguro y el mar de fondo, la fama y el olvido. Todo es posible y de todo ello, nos responsabilizamos.

Aníbal Durán