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Columna: De la confianza y su merma… , por Aníbal Durán

Aníbal Durán es el Director Ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

Columnas 19/09/2024Redacción 220.UYRedacción 220.UY

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 Una muy interesante nota del periodista Lautaro Brum de EL PAÍS el pasado lunes, da cuenta de que los argentinos siguen interesados en el mercado uruguayo. Distintos actores de fuste del oficio fueron consultados y todos coincidieron en que nuestro mercado no sufre sobresaltos, da garantías, da seriedad al aspecto contractual y el acto eleccionario en ciernes de ninguna manera será objeto de parálisis en ningún aspecto. Ni por promotores que inicien obras ni por eventuales inversores que compran unidades en forma individual. Creo que ese aspecto se afianza cada día más en nuestro país, no hay razones para pensar en sobresaltos, sea cual sea la decisión final del pueblo en cuanto a quien nos gobernará. En lo personal y en la nota a la que aludí, hago hincapié en la confianza que despiertan los gobiernos de nuestro país. Va de suyo que no lo resumo al actual, sino que venimos de tres lustros de gobiernos frenteamplistas, sin que la inversión en vivienda mermara (por lo menos sustancialmente hablando). Hago hincapié en el referido artículo a los obreros que están trabajando en obra, casi 55 mil en forma directa y ese dato es revelador de una industria de la construcción que está pujante. Y ya no tenemos UPM, por ejemplo. Y como hemos mencionado en forma recurrente, ese número podemos decir que es estructural ya que desde hace varios años ha sido superado el número de 50 mil obreros directos, lo que nos hace llegar a la conclusión antedicha. Los veteranos del sector siempre han manifestado que 40 mil era el número más normal en la industria, durante muchos años.  Se ha superado con creces y no olviden que, por cada obrero directo en obra, se estima que hay uno indirecto. Sin duda como se dice en algún refrán  “la confianza es un puente frágil”; ahora, “una grieta puede convertirse en un abismo insalvable”.  Todo beneficio humano, toda virtud y todo acto prudente, está basado en el acuerdo que viene como corolario de la confianza entre las partes. Obviamente nadie podría sostener una relación sin acomodarse al carácter de la otra persona al menos en alguna de sus necesidades y costumbres. Esto implica una negociación, siempre con la esperanza de un ajuste constructivo mutuamente.

satisfactorio. Con ese espíritu se negocia en la compraventa de inmuebles, por ejemplo.  Pero podemos estar en problemas y como dijimos más arriba esa confianza que debe trabajarse cotidianamente y que como tal es frágil, puede convertirse en una grieta si es aprobado el plebiscito de la Seguridad Social. De qué confianza estamos hablando?? Y vaya que lo sentirá nuestro sector, redundará en el país como un aspecto que no tendrá retorno.  Y claro está, NO es un tema que escapa a nuestro metier porque de su resultado veremos acrecentar las expectativas de inversión, si no están los votos o si el mismo es positivo, sucederá la antítesis, con la secuela que ciudadanos mucho más versados que el suscrito, han detallado. Sí más de una centena de profesionales y técnicos del Frente Amplio se han pronunciado en contra, sin perjuicio de la fórmula presidencial, y por más libertad de acción que hayan permitido, cuesta creer que no haya una exposición clara y tajante de los perjuicios que depararía el consentimiento del plebiscito.  Se producirá un ataque a la propiedad privada, nada menos, un verdadero blasón que ostentamos, donde seguramente se multiplicarán los juicios contra el Estado aumentando aún más seguramente la carga fiscal cuyo final no podemos avizorar. La reputación internacional de nuestro país que el propio Frente Amplio contribuyó a crear, quedará seriamente dañada y la certeza jurídica que ostentamos, quedará hecha trizas. La calificación crediticia del Uruguay se verá afectada por lo cual Uruguay, deberá pagar intereses más altos por su deuda y el consecuente incremento del déficit fiscal. Estamos a tiempo de que alguien le ponga el cascabel al gato!!! Suena muy lindo decir que a los 60 años uno deja de trabajar, pero eso es parte de un engaño vil que solo traerá más pobreza y sobre todo para los que menos tienen (que paradojalmente tal vez sean los que más apoyen la reforma). En fin; la confianza se gana con mil actos (los venimos haciendo de vieja data), pero se pierde con tal solo uno (plebiscito favorable…).

Aníbal Durán 

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