
Creo que lo más difícil es ese elemental punto de partida como es el hecho de reconocer que nos equivocamos, que ofendemos.
Por ello la fe no es otra cosa que una experiencia de encuentro personal con Dios, desde Jesucristo, que transforma nuestra vida. Experimentar tal encuentro debe conducir a una postura personal ante todo lo que hace a lo cotidiano de la vida.
Reflexiones27/05/2025Compartir
Sin lugar a dudas que no podemos llegar a Dios si no es pasando por Jesucristo. Tal realidad no ha sido lo que se nos ha inculcado. En cierta medida hemos recibido la formación de un concepto donde, por utilizar una expresión gráfica, Dios está “unos escalones más arriba” que Jesucristo. Por ello sé que no es fácil, aunque sea necesario, revertir tal concepto.
Lo primero que nos llama la atención de la propuesta de Jesucristo es que no es un teólogo de Dios sino alguien que comparte su experiencia de Dios.
Dios no es un concepto sino una experiencia personal. Dios no es una abstracción sino una realidad viva. Lo de Jesucristo no es hacer reflexiones teológicas sobre Dios sino transmitirlo desde su postura personal.
Por ello la fe no es otra cosa que una experiencia de encuentro personal con Dios, desde Jesucristo, que transforma nuestra vida. Experimentar tal encuentro debe conducir a una postura personal ante todo lo que hace a lo cotidiano de la vida.
Cuando vemos a Jesucristo hablando de cosas de la vida para hacer llegar su mensaje de buena noticia de Dios no es porque sus interlocutores eran de corto entendimiento sino porque a Dios debemos buscarlo en los acontecimientos cotidianos. Es evidente que es mucho más sencillo tener un Dios abstracto y distante de lo cotidiano. Es evidente que es mucho más cómodo tener un Dios que “contempla desde lo alto” las acciones de los hombres. Pero el Dios que nos presenta Jesucristo no tiene nada que ver con ello.
El suyo es un Dios que se involucra con lo nuestro y, lo que es más, quiere nos involucremos con lo suyo. El Dios de Jesucristo es alguien que conoce, comprende, respeta y perdona a cada uno de sus hijos.
Cada uno de nosotros podemos afirmar con total certeza que “Dios me ama por lo que soy”. No es una relación de amor desde lo abstracto sino desde el conocimiento personal. Por ello es que nuestra respuesta personal es tan importante.
Cuando hablamos de una relación personal estamos diciendo de una realidad que no se rige por parámetros determinados o por acciones ya establecidas. Es una relación, como todas nuestras relaciones, desde lo que cada uno es y conforme lo que cada uno es.
Para poder saber si transito por los caminos correctos no puedo depender de lo que otros me indiquen sino desde la mirada personal que uno establece con Jesucristo.
Por ello es que nos denominamos “cristianos”. El cristiano tiene por vocación y por misión el ser continuador de Jesucristo. Estamos llamados a ser “prolongadores” de Jesucristo.
Él es el único parámetro que debemos tener para saber de nuestra fidelidad y de nuestra coherencia. Cuando miramos a Jesucristo con autenticidad descubrimos que no podemos limitarnos a una respuesta individual, sino que, necesariamente, nuestra salvación pasa por una comunidad.
La vivencia de Jesucristo es una vivencia comunitaria y no podemos prescindir de ello.
El Dios que nos presenta Jesucristo está lejos de ser un alguien que condena y aparta, sino que es alguien que, porque conoce y ama, está pronto para el perdón y la integración. Vivir al Dios que nos presenta Jesucristo es mucho más difícil que limitarnos al Dios de lo abstracto y teórico. El Dios de Jesucristo es el que sale al encuentro, el que respeta, el que hace saber que cada uno, por ser persona, es importante y necesario. Vivir al Dios de Jesucristo es intentar obrar de igual manera.
El Dios de Jesucristo no es el de los seguros y con todas las respuestas claras, sino que es cercano para aquellos que experimentan la necesidad de Él y se dejan encontrar. No tengamos miedo de intentar vivir al Dios de Jesucristo aunque ello nos haga saber que intentamos seguir a un Dios mucho más cercano de las cosas humanas.
Creo que lo más difícil es ese elemental punto de partida como es el hecho de reconocer que nos equivocamos, que ofendemos.
"Puede parecer un simple detalle producto del tiempo que ha transcurrido entre el hecho y su escritura, pero, también, dice mucho para la mentalidad religiosa de aquel tiempo", dice Ponce de León.
Deseos puesto que el año transcurrido nos ha dejado un cúmulo de experiencias y existen algunas que deseamos prolongarlas y se dan otras que debemos buscar o modificar, dice Ponce de León.
Quizás haya alguien a quien dicho perfume no le agrade por intenso o penetrante, por duradero o invasivo. Yo, debo reconocerlo, me descubro disfrutando de tal aroma, dice Ponce de León.
Eran casi las ocho de la mañana y ellos comenzaban el día tomando y, tal cosa, se prolongaría durante todo el día y todos los días.
"Ya lo han intentado, infructuosamente, casi toda la noche. Una vez más no puede incomodar a nadie y le hacen caso al hombre de la orilla...", dice Ponce de León.
Son manos grandes y ásperas producto de muchos años dedicados a tareas diversas y exigentes.
Nuestro intento no pasa por ser una prolongada parodia de un personaje que debemos intentar imitar lo más perfectamente posible.
El cura párroco que está al frente de una importante obra social, con la puesta en marcha de un comedor que ya tiene varios años, habló con 220.UY sobre la realidad social que hoy se vive.
"Para que las claudicaciones no nos frustrasen. Para que supiésemos enfrentar la cruz sin reniegos ni miedos alienantes", dice Ponce de León.
Por ello la fe no es otra cosa que una experiencia de encuentro personal con Dios, desde Jesucristo, que transforma nuestra vida. Experimentar tal encuentro debe conducir a una postura personal ante todo lo que hace a lo cotidiano de la vida.
En cada stand, los invitados encontrarán una propuesta singular y tendrán la oportunidad de consultar y obtener asesoramiento sobre los vinos de su interés.
En el marco de las acciones de conservación y protección de la fauna silvestre, se realizó de manera exitosa la liberación de dos zorros de campo (Lycalopex gymnocercus), los cuales fueron incautados de situación de mascotismo.
Dos de las artistas con mayor proyección dentro del rock pop nos regalan un dueto de ensueño, dedicado al sentimiento del enamoramiento, donde la inocencia y la emoción se convierten en herramientas para recordarnos la belleza de la vida.