
Creo que lo más difícil es ese elemental punto de partida como es el hecho de reconocer que nos equivocamos, que ofendemos.
"Puede parecer un simple detalle producto del tiempo que ha transcurrido entre el hecho y su escritura, pero, también, dice mucho para la mentalidad religiosa de aquel tiempo", dice Ponce de León.
Reflexiones20/02/2025Compartir
En los relatos evangélicos podemos encontrarnos con algunas contradicciones que no hacen a lo que nos quieren enseñar, pero, indudablemente, allí están y merecen una breve mirada.
En el evangelio de Mateo se nos ubica a Jesús pronunciando su famoso discurso de las bienaventuranzas desde lo alto de un monte. En el evangelio de Lucas, dicho relato es pronunciado en una llanura.
Puede parecer un simple detalle producto del tiempo que ha transcurrido entre el hecho y su escritura, pero, también, dice mucho para la mentalidad religiosa de aquel tiempo.
El monte solía considerarse como un lugar privilegiado de encuentro con Dios puesto que elevado de y, por lo tanto, más cercano al cielo que se consideraba el lugar de las cosas de Dios. La llanura se consideraba alejado de las cosas de Dios, pero inmerso en la vida de los hombres y de su tarea. En el monte se podían esperar y recibir bendiciones, en la llanura todo dice de tareas, compromisos y condición humana.
La visión de la realidad desde un monte decía más de la acción de Dios, en cambio la misma visión, pero desde la llanura, implicaba una mirada del empeño humano por ser fiel a Dios y su empeño por llegar a Él.
El evangelista, en su afán de ser coherente con la finalidad de su relato, va a poner esos pequeños detalles para ayudarnos a comprender un poco más a Jesús y su tarea y su relación con Dios.
Nunca podemos olvidar que los relatos evangélicos son escritos para motivar nuestra aceptación de Jesús como Cristo y Mesías. Motivar nuestra fe desde la propuesta de un estilo de vida que debemos intentar hacer nuestro para que sea nuestro modo de relacionarnos con Dios y con los demás.
No son libros de crónicas o de historias sino libros que buscan despertar la fe en cuanto adhesión y coherencia con ese Jesús que se incorpora como “camino, verdad y vida”. Por ello es que no deben llamar nuestra atención esas pequeñas contradicciones que podemos encontrar, sino que las mismas se encuadran dentro del contexto general de la finalidad de cada libro.
La realidad nos dice que, lo de Jesús, no podemos limitarlo a un monte o a una llanura, ya que lo del ser humano es una combinación de ambas realidades. No se limitó a presentarnos un Padre encerrado en su cumbre, sino que nos presentó, a ese mismo Padre, bajando a la llanura, para encontrarse con nosotros y estrecharnos en un interminable abrazo que transforma nuestra existencia.
Los humanos, con su actividad y compromiso, no llegan a lo de Dios si no se dejan ayudar por Él mediante la oración y la disponibilidad solidaria.
Tanto una como otra postura son realidades que se complementan de tal modo que ambas son necesarias para la plenitud de su realización.
Desde la humanización de Dios, este ha querido contar con cada uno de nosotros para poder llevar a la realidad total su proyecto de amor. Desde siempre el ser humano ha necesitado dejarse ayudar por Dios para poder, no solamente, transformar el mundo, sino, también, realizarse como plenamente personas.
Por ello es que monte o llanura van de la mano y se ayudan mutuamente a poder transformar totalmente esta realidad en la que estamos inmersos sin poder evadirnos de ella.
Creo que lo más difícil es ese elemental punto de partida como es el hecho de reconocer que nos equivocamos, que ofendemos.
Deseos puesto que el año transcurrido nos ha dejado un cúmulo de experiencias y existen algunas que deseamos prolongarlas y se dan otras que debemos buscar o modificar, dice Ponce de León.
Quizás haya alguien a quien dicho perfume no le agrade por intenso o penetrante, por duradero o invasivo. Yo, debo reconocerlo, me descubro disfrutando de tal aroma, dice Ponce de León.
Eran casi las ocho de la mañana y ellos comenzaban el día tomando y, tal cosa, se prolongaría durante todo el día y todos los días.
"Ya lo han intentado, infructuosamente, casi toda la noche. Una vez más no puede incomodar a nadie y le hacen caso al hombre de la orilla...", dice Ponce de León.
Son manos grandes y ásperas producto de muchos años dedicados a tareas diversas y exigentes.
Nuestro intento no pasa por ser una prolongada parodia de un personaje que debemos intentar imitar lo más perfectamente posible.
El cura párroco que está al frente de una importante obra social, con la puesta en marcha de un comedor que ya tiene varios años, habló con 220.UY sobre la realidad social que hoy se vive.
"Para que las claudicaciones no nos frustrasen. Para que supiésemos enfrentar la cruz sin reniegos ni miedos alienantes", dice Ponce de León.
"Ya lo han intentado, infructuosamente, casi toda la noche. Una vez más no puede incomodar a nadie y le hacen caso al hombre de la orilla...", dice Ponce de León.