
Poco a poco fue creciendo una sincera amistad producto de una entrega y solidaridad que se hacía imposible de no reconocer y aceptar., dice Ponce de León.
Yo le escuchaba mirando sus ojos que por momentos se endurecían y en otros momentos se llenaban de delicadeza.
Reflexiones10/07/2021Compartir
Su aspecto era por demás llamativo.
Su ropa decía de un uso abundante y prolongado.
Su calzado reclamaba un cambio inmediato.
Una frazada sobre sus hombros le daba ese aspecto llamativo que atraía mi mirada.
Con una voz tan cansada como su andar se llegó hasta mí y me preguntó si yo era el P. Martín y ante mi respuesta afirmativa me preguntó si podía hablar conmigo un instante.
Le invité a sentarnos en el cordón de la vereda, quería supiese no tenía nada más importante que poder escucharle, y nos dispusimos, él a conversar y yo a escucharle.
Me preguntó si no me perjudicaría que me viesen sentado en la calle conversando con él. Le contesté que nadie prestaría atención a ello.
Medio que pretendió esbozar una sonrisa pero su rostro hizo una extraña mueca.
Se puso a conversar de su vida. Una vida donde se mezclaban frustraciones con alcohol y drogas. Una vida donde surgían recuerdos y soledad. Una vida donde, por sobre todas las cosas, abundaba el rechazo a su situación y a quienes lo rechazaban.
Su lenguaje era muy limitado pero suficiente de bronca y resentimiento.
Yo escuchaba su relato y me preguntaba cuánto habría de verdad en todo lo que me manifestaba y me preguntaba qué sería lo que habría de solicitarme.
Pérdida de su familia por culpa del alcohol, cárcel por un robo, soledad y calle.
Yo le escuchaba mirando sus ojos que por momentos se endurecían y en otros momentos se llenaban de delicadeza.
Algunas de sus historias eran similares a otras historias escuchadas en alguna otra oportunidad.
Nada de lo suyo llamaba mi atención puesto que su realidad no era tan extraordinaria como él pensaba lo era.
Hablaba y no tenía apuro en hacerlo. Se explayaba en los detalles de sus relatos.
Cuando concluyó la charla habían pasado más de cuarenta y cinco minutos.
“Usted se habrá preguntado qué le voy a pedir” Yo me sonreí y le pregunté si él leía los pensamientos y me respondió con una sonrisa.
“Sí, le voy a pedir un algo de ropa limpia y un lugar donde darme un baño pero, también, necesitaba hablar con alguien”
Como todo eso estaba a mi alcance le propuse subir al auto de la parroquia y trasladarnos hasta allí para cumplir con su pedido.
Mientras viajábamos él me contó de localidades por donde había estado y lugares donde había estado en la ciudad.
Yo le miraba de reojo y me llamaban la atención las muchas arrugas de su rostro y lo curtido de sus manos.
Ya no me resultaba llamativo su aspecto.
Unas manos grandes con algunas cicatrices y mucho tiempo de falta de abundante limpieza.
Unas manos grandes que movía para acompañar sus relatos y, tal vez, por el hecho de sentirse con más confianza.
Buscamos algunas ropas que seleccionó con cuidado. Le acerqué una toalla y una barra de jabón. “Todo el calefón es para vos. Bañate tranquilo y sin apuro”
Cuando salió de la ducha tenía una sonrisa en su rostro. “Ahora soy otro”
Un pide pan es una persona y no pretende mucho más que ser tratado como tal.
Poseen unas historias de vida que están muy lejos de poder acercarse a nuestra imaginación.
No pretenden le solucionemos la vida sino que les ayudemos a pasar mejor el momento.
Son sabedores de que su aspecto puede despertar temores o rechazo peo no les agrada se lo hagamos notar.
Muchas veces esperan de nosotros algo que no es lo que nosotros suponemos nos habrán de pedir.
Un pide pan es Jesús que se llega hasta nosotros para despertar nuestra sensibilidad.
Un pide pan es Jesús que se nos acerca para invitarnos a salir de nosotros mismos y escuchar y dar nuestra mano desde lo que está a nuestro alcance.
Poco a poco fue creciendo una sincera amistad producto de una entrega y solidaridad que se hacía imposible de no reconocer y aceptar., dice Ponce de León.
"La segunda parte de la frase, que siempre fue la que tenía más clara y más asumida, pretendía expresar lo que quería fuese testimonio de un estilo de vida dentro de la familia salesiana.", dice Ponce de León.
Por ello la fe no es otra cosa que una experiencia de encuentro personal con Dios, desde Jesucristo, que transforma nuestra vida. Experimentar tal encuentro debe conducir a una postura personal ante todo lo que hace a lo cotidiano de la vida.
Creo que lo más difícil es ese elemental punto de partida como es el hecho de reconocer que nos equivocamos, que ofendemos.
"Puede parecer un simple detalle producto del tiempo que ha transcurrido entre el hecho y su escritura, pero, también, dice mucho para la mentalidad religiosa de aquel tiempo", dice Ponce de León.
Deseos puesto que el año transcurrido nos ha dejado un cúmulo de experiencias y existen algunas que deseamos prolongarlas y se dan otras que debemos buscar o modificar, dice Ponce de León.
Quizás haya alguien a quien dicho perfume no le agrade por intenso o penetrante, por duradero o invasivo. Yo, debo reconocerlo, me descubro disfrutando de tal aroma, dice Ponce de León.
Eran casi las ocho de la mañana y ellos comenzaban el día tomando y, tal cosa, se prolongaría durante todo el día y todos los días.
"Ya lo han intentado, infructuosamente, casi toda la noche. Una vez más no puede incomodar a nadie y le hacen caso al hombre de la orilla...", dice Ponce de León.
Son manos grandes y ásperas producto de muchos años dedicados a tareas diversas y exigentes.
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Luces bajo el hielo, clases para todos y una experiencia que deslumbra en Tres Cruces.
La Dirección General de Cultura de la Intendencia de Maldonado ofrece una amplia programación que se desarrollará en las distintas ciudades hasta el domingo 6 de julio inclusive. Todas son de acceso gratuito y dirigidas al público infantil.
La función está prevista para el viernes 18 de julio en Enjoy Punta del Este, con entradas en venta por SUTICKET.