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"La fe, una experiencia", escribe Martín Ponce de León

La fe es creer lo indemostrable y darle a lo cotidiano una visión que va mucho más allá de lo puramente sensorial.

Reflexiones Redacción 220.UY Redacción 220.UY

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En el último encuentro de preparación a los bautismos se hablaba sobre la fe.

Quienes animaban el encuentro intentaban entablar un diálogo con los participantes sobre la experiencia de la fe.

Uno de los presentes planteaba la necesidad de encontrar respuestas sobre la fe.

En un determinado momento puso el siguiente ejemplo: “Hace unos días debí venir a apagar un incendio en la parroquia y yo me pregunté dónde estaba Jesús”

Tal vez debería haberse preguntado dónde estaba el cura y no Jesús puesto que Él estaba muy presente.

Estaba en los vecinos que vieron el fuego apenas comenzado puesto que pasaban a hacer un mandado. Si hubiese sido una noche en la que jugase Uruguay nadie andaría por la calle en ese instante.

Estaba en los vecinos que no dudaron en llamar a los bomberos.

Estaba en los bomberos que pudieron responder con presteza.

Estaba en los policías que intervinieron y uno de ellos tenía mi número de teléfono y pudo avisarme con rapidez.

Sí, sin duda que estaba.

Pero su presencia no era que hubiese impedido el incendio. Para eso estaban los cuidados que debían haberse tenido y no se tuvieron.

Pero su presencia no era para apagar el incendio ni bien hubiese comenzado. Jesús no tiene la misión de actuar de bombero cuando uno deja la casa sola y un fuego encendido.

Sin duda que la fe no es la permanente constatación de lo increíble.

La fe siempre posee la necesidad de “un salto al vacío”.

La fe es cree aunque no lo pueda constatar.

La fe es creer lo indemostrable y darle a lo cotidiano una visión que va mucho más allá de lo puramente sensorial.

La fe es una experiencia personal que no podemos demostrar pero tenemos la certeza de ser real.

Por ello la fe está muy lejos de saber o de determinadas prácticas o de proclamar determinadas verdades.

La fe siempre está muy unida a una experiencia vital.

Es tener la certeza de que Dios comparte mi vida en todos y cada uno de sus momentos.

Muchas veces podemos equivocarnos pero Dios jamás se va de nuestro lado.

Somos nosotros quienes pretendemos establecer una distancia para con Dios ya que Él siempre vive junto a nosotros.

Es poder verlo en cada uno de los acontecimientos aunque, en oportunidades, no logremos entender el “para que” de lo que nos sucede.

La fe es una forma de mirar la vida aunque muchas veces no logremos ser plenamente coherentes con lo que Dios espera de nosotros.

Es una experiencia tan deslumbrante que no podemos guardarla únicamente para nosotros sino que sentimos la necesidad de compartirla desde nuestro actuar.

La fe motiva nuestras acciones aunque no necesitemos andar haciendo una proclama previa a lo que habremos de realizar.

Intentamos actuar en consonancia con nuestra fe no para enrostrarla a los demás sino porque ello es, simplemente, lo que debemos realizar.

La fe se alimenta de los sacramentos y de la Palabra pero no se queda en ello sino que se hace hechos concretos en lo cotidiano.

La fe es una experiencia indemostrable puesto que puedo demostrar determinadas realidades pero llega un punto en el que solamente puedo decirme: creo.

Creo y lo disfruto.

Creo y lo experimento.

Creo y lo comparto.

Creo y lo intento vivir.

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