Columna: Que la buena disposición consolide un cambio ejecutivo, por Aníbal Durán

Adónde apuntamos? A un tema donde existe mucho escepticismo de parte de los promotores privados, entre otros actores del sector vivienda. Por qué? Porque el piso 5to de la Intendencia de Montevideo ha sido protagonista de un permanente tema que siempre está en el tapete cuando se inicia un negocio de promoción. Lo vivo cotidianamente. Son recurrentes las solicitudes de los asociados requiriendo que se apure determinado trámite vinculado a la aprobación de un permiso de construcción, que puede estar demorado por muchos meses. Increíblemente muchas veces es trasladar un expediente de un lado a otro…y eso llevaría un progreso. Pero cuando esto sucede desde tiempos inmemoriales, cabe colegir que está enquistado un problema estructural y que es menester solucionarlo o paliarlo. Eso ha venido sucediendo en el decurso de los gobiernos departamentales del Frente Amplio, nadie está diciendo aquí que se hacía caso omiso a la problemática. Pero lo cierto es que los problemas subsistían y los permisos muchas veces dormían el sueño de los justos. Ya he narrado n veces, cómo promotores que tenían en el grupo inversor a ciudadanos/as que no eran del palo, tuvieron que frustrar el negocio porque a las mencionadas personas ajenas al metier les era impensable la demora que se tenía y como colofón, se llevaban sus petates para otro destino. Recurrentemente sucedió. Sin ningún ánimo de comparación, existe ahora en el piso 5to que diligentemente comanda el Arq Martín Delgado y con quien mantenemos diálogo fluido, una Gerencia de Permisos de Implantación y Construcción con clara tendencia a evitar trámites innecesarios, a unificar procesos, a que el usuario promotor o su representante tenga un único interlocutor en el proceso y lógicamente, el diálogo está presente cabalmente con las autoridades de la citada Gerencia. Y precisamente y como reafirmación de lo que vengo expresando, el pasado lunes los miembros de la Gerencia de Permisos tuvieron la deferencia de venir hasta nuestra sede social para interactuar con los asociados, exponer sucintamente lo que se propone y responder inquietudes y/o preguntas. Como dice la carta de presentación, los jerarcas dieron a conocer las características y particularidades del nuevo sistema de gestión, haciendo hincapié en aspectos prácticos y la manera de como presentar gestiones de variada naturaleza y complejidad. Se presentaron como ingresan las gestiones, como se estudian, como será la interacción entre la Intendencia y los técnicos responsables de las mencionadas gestiones (y estoy citando el documento que se nos presentó). Pero todo esto si se quiere es anecdótico, aunque no deja de ser plausible. Lo sustancial es y como reza el título de la nota, esa excelente disposición de los responsables de esta nueva modalidad en llegar a nuestra casa y mostrar sin tapujos, con transparencia, en un vínculo fraterno entre el jerarca y el cliente, lo que se está implementando para beneficio de todas las partes, tratando de erradicar un problema endémico tan imprescindible para el negocio inmobiliario. Yo apuesto a creer sin miramientos en lo que se nos propone. En parte por mi condición de confiar en las personas, pero, por sobre todo, porque he vivido personalmente como otros directivos y asesores de APPCU, el proceso de reconversión de todo esto, incorporando funcionarios y asesores nuevos y como fue dicho, encontrando siempre una respuesta a alguna interrogante.  Siempre manifiesto que la peor respuesta de un funcionario a un usuario es la NO RESPUESTA. Esa muestra de ignorancia supina deja en absoluta orfandad al “cliente” del tema que trate y vaya que lo hemos vivido desde la promoción privada. El promotor queda inerme, desorientado, sin saber cómo accionar. Es mucho mejor la respuesta que por ahí no satisface, pero hace que la persona interesada sepa a qué atenerse. 

Aquí y ahora, tenemos razones para ser optimistas y valorar como compete lo que se viene haciendo. Sin duda habrá inconvenientes, pero la ACTITUD demostrada nos hace esbozar una sonrisa complaciente. Aníbal Durán