
Poco a poco fue creciendo una sincera amistad producto de una entrega y solidaridad que se hacía imposible de no reconocer y aceptar., dice Ponce de León.
Cara a cara no para colmarnos de vergüenza por nuestras equivocaciones....
Reflexiones13/03/2024Compartir
La cuaresma (tiempo fuerte de amor que motiva un cambio) tiene la capacidad de hacernos encontrar cara a cara con Jesús.
Cara a cara no para reprocharnos nuestras debilidades o nuestros errores.
Cara a cara no para colmarnos de vergüenza por nuestras equivocaciones.
Cara a cara para que podamos experimentar su mucho amor y ello nos impulse a un deseo comprometido por un cambio que nos haga crecer en Él.
Él se nos muestra tal como es en los relatos evangélicos y es allí donde debemos encontrarlo.
Allí nos encontramos con un ser que no está envuelto en estructuras o rituales.
Allí nos encontramos con un ser que no está refugiado dentro de las seguridades de un templo.
Nos encontramos con un ser que no está amparado por las comodidades ni por lo convencional.
Nos damos de lleno con un ser que busca y promueve la fraternidad.
Nos damos de lleno que vive para escuchar y servir la voluntad de su “Padre Amoroso”
Nos encontramos con alguien que va al encuentro de las necesidades de los demás para regalarles dignidad y liberación.
El Jesús de los relatos evangélicos (el verdadero Jesús) es un alguien que no teme tocar la miseria ni la pobreza es una teoría.
Es un alguien que se juega por lo esencial haciendo de ello su razón de vida.
Es un alguien que termina sus días con solamente tres clavos que lo adhieren al madero de la cruz.
El Jesús de los relatos evangélicos es una persona que desacomoda y despierta cuestionamientos.
Quizás estamos acostumbrados a quedarnos con un ser que está lejos de incomodarnos porque nos quedamos en unos relatos que despiertan admiración y fomentan distancia.
Los relatos evangélicos solemos leerlos como algo sucedido hace muchos años pero que no tienen mucho que ver con nuestra realidad.
Son relatos que hemos leído o escuchado tantas veces que ya, casi, sabemos de memoria y no hacemos nada por traerlos a nuestro hoy.
Muchas son las oportunidades en las que el encontrarnos con los relatos evangélicos “nos hacen mucho bien porque nos dan mucha paz” (Es una paz que nos deja tranquilos y no una paz que nos deja inquietos que es como debería ser)
A lo largo de esta cuaresma nos hemos podido encontrar cara a cara con Jesús para intentar dar algunos pequeños pasos en el crecimiento de nuestra identidad de cristianos.
Pero al verle, desde los relatos evangélicos es que asumimos que su planteo es muy exigente puesto que lo suyo no es otra cosa que un estilo de vida que se nos propone.
Es mucho más sencillo que nos plantease determinadas obligaciones que sepamos cumplimos o no que asumir que nos plantea un estilo de vida que está en cada uno de nosotros asumir e intentar prolongar.
Por ello es que es una exigente propuesta ya que no nos pide cumplir sino hacer vida y compartir un estilo de vida que no es sencillo ni fácil porque requiere una coherencia que, muchas veces, no intentamos esbozar.
Poco a poco fue creciendo una sincera amistad producto de una entrega y solidaridad que se hacía imposible de no reconocer y aceptar., dice Ponce de León.
"La segunda parte de la frase, que siempre fue la que tenía más clara y más asumida, pretendía expresar lo que quería fuese testimonio de un estilo de vida dentro de la familia salesiana.", dice Ponce de León.
Por ello la fe no es otra cosa que una experiencia de encuentro personal con Dios, desde Jesucristo, que transforma nuestra vida. Experimentar tal encuentro debe conducir a una postura personal ante todo lo que hace a lo cotidiano de la vida.
Creo que lo más difícil es ese elemental punto de partida como es el hecho de reconocer que nos equivocamos, que ofendemos.
"Puede parecer un simple detalle producto del tiempo que ha transcurrido entre el hecho y su escritura, pero, también, dice mucho para la mentalidad religiosa de aquel tiempo", dice Ponce de León.
Deseos puesto que el año transcurrido nos ha dejado un cúmulo de experiencias y existen algunas que deseamos prolongarlas y se dan otras que debemos buscar o modificar, dice Ponce de León.
Quizás haya alguien a quien dicho perfume no le agrade por intenso o penetrante, por duradero o invasivo. Yo, debo reconocerlo, me descubro disfrutando de tal aroma, dice Ponce de León.
Eran casi las ocho de la mañana y ellos comenzaban el día tomando y, tal cosa, se prolongaría durante todo el día y todos los días.
"Ya lo han intentado, infructuosamente, casi toda la noche. Una vez más no puede incomodar a nadie y le hacen caso al hombre de la orilla...", dice Ponce de León.
Son manos grandes y ásperas producto de muchos años dedicados a tareas diversas y exigentes.
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Luces bajo el hielo, clases para todos y una experiencia que deslumbra en Tres Cruces.