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Columna: El dólar y sus avatares, por Aníbal Durán

Aníbal Durán es el Gte. Ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

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Hablan de las penurias del agro, que las tiene, hablan de las penurias de los exportadores, que también las tienen… y qué dejamos para los promotores privados? Con la diferencia en la cual hemos machacado N veces…, que un proyecto edilicio, por ejemplo, lleva un proceso de 4 años más o menos (depende de la envergadura de aquél) y en ese ínterin, pues pasa lo que sucede ahora con la moneda verde: hoy a 38 pesos, ayer a 42 pesos y mañana, un intríngulis. Ojalá se pudiera vender en Unidades Indexadas y Santas Pascuas. Sucede que el tema no es tan sencillo. También dicho urbi et orbi, existe un tema cultural que pesa y este país es “bimonetario”, es decir tenemos nuestro peso, pero también existe el dólar y de qué manera.  Y como también hemos comentado, los promotores y compradores están acostumbrados a vender en dólares (también se vende en UI aunque en menor medida) y cuando se le dice el precio al posible comprador de la unidad, enseguida solicita que se lo pasen a dólares. Porque su cabeza está posicionada en esa moneda (el ahorro de la gente es en dólares, desde siempre).  Y nos pasa a todos en mayor o menor medida. En Brasil venden en reales, cultura impuesta y en Chile venden en Unidades de Fomento, impuesto por la dictadura de Pinochet y que goza de buena salud.  Aquí no pasa. Ya hemos mencionado y tengo varias anécdotas de promotores que, si bien tienen espaldas anchas para terminar el proyecto iniciado, han decidido paralizar la venta de unidades hasta que el dólar valga unos pesos más. No digo que sea una constante, pero me lo han contado. Además, tiene sentido común. Nadie paralizará una obra, pero sí podrán ralentizarla y reiteramos, no vender unidades. A nadie le quepa duda que quien firmó un compromiso con el dólar a 42 o 43 pesos, hoy está perdiendo plata. Con el agravante que suben todos los insumos del sector, sin perjuicio de los ajustes salariales de rigor que, por otra parte, el salario obrero es bien digno (y es buena cosa que así sea). Algunos dicen que hay que mejorar la competitividad, bajando costos, mejorando la productividad, siendo más eficiente y todo eso luce correcto, pero sucede que el tema de la moneda es actual y su incidencia es muy importante en el corto plazo. En buen romance, hay que solucionarlo. 

Por ahí dicen economistas oficiales que el precio del dólar se encuentra en un valor que responde a sus fundamentos de mercado, explicado por la estabilidad macroeconómica del país, bajo riesgo, la entrada de capitales (sobre todo en nuestro sector) y las exportaciones y su crecimiento (aunque éste también ha oscilado): Claro que el Banco Central no ha intervenido para bajar el dólar; el citado organismo deja que el mercado decida. Pero a esta altura entendemos, y también lo dicen expertos en el metier, que el Banco Central debería no jugar más el partido desde afuera y subir el dólar (comprando el mismo), para que “trepe” por lo menos un par de puntos. A pesar de que se corra el riesgo de que también la inflación, suba del 4% actual, un punto más. Entendemos que sería más el beneficio, mirándolo en perspectiva, que el eventual perjuicio que podría sufrir el bolsillo del asalariado. En fin; el tema es engorroso y no de fácil solución. Aunque reafirmamos lo que mencionamos respecto a la intervención del Banco Central, por más que algunos economistas mencionen que el tema dólar es una variable que escapa a su control. Recordamos apenas asumido el gobierno, el dólar trepó a 47 pesos, más o menos, y el Banco Central no tuvo más remedio que intervenir y de ese modo, aquél bajó a 42 pesos, en ese orden aproximadamente. Todo es certero respecto a mejorar la competitividad y eso pasa por variables distintas a la moneda que nos ocupa. Pero el tema urge y requiere una medida de cirugía en forma inmediata, de lo contrario, podrían perderse puestos de trabajo, ante la adversidad que pueden sufrir o estar padeciendo, ganaderos, exportadores y sustancialmente, los promotores privados. Lejos de pretender ser apocalíptico; son hechos incontrastables.

Aníbal Durán

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