220.UY | Seguinos en redes

"Para evangelizar", reflexión del Padre Martín Ponce de León

Limitándonos a prácticas piadosas jamás seremos efectivos en una tarea evangelizadora que, de parte de Jesús, se nos reclama.

Reflexiones Redacción 220.UY Redacción 220.UY

Compartir

multimedia.grande.a818ab92ce702bd4.4d617274696e20506f6e6365206465204c65c3b36e203234333332202831295f6772616e64652e6a7067

Al leer un texto de los relatos evangélicos algo quedó resonando en mí.

Para algunos, muy devotos cristianos, el texto omite algunas referencias que, según ellos, son de vital importancia.
Omite situaciones como: Estaba en el templo y nunca apareciste Estaba en la  Sagrada Escritura y nunca la leíste Viviste situaciones complejas y nunca rezaste
Se detiene a mencionar realidades muy humanas y se limita a ellas y, entonces, ¿dónde queda la evangelización?
Es, entonces, que viene a mi memoria una frase que mucho llamó mi atención: La evangelización comienza con la humanización
Anunciar la Buena Noticia de Jesús comienza con la humanización del otro.
Está en nuestras manos el poder estar atento a las necesidades de los demás e intentar responder a las mismas.
Para ello no solamente debemos estar atentos para saber escuchar sino que debemos animarnos a salir a la intemperie.
Refugiados en nuestras zonas de confort jamás podremos esbozar una tarea evangelizadora.
Limitándonos a prácticas piadosas jamás seremos efectivos en una tarea evangelizadora que, de parte de Jesús, se nos reclama.
Evangelizar comienza por  ayudar a que alguien se sienta persona pese a estar inmerso en este hoy donde todo nos lleva a sentirnos uno más y sin poder contar como personas.
Las necesarias acciones cristianas necesitan ser alimentadas y fortalecidas por esas prácticas que nos ayudan a crecer en identidad para con Jesús.
Necesario se nos hace poder ir descubriendo la presencia de Cristo en los demás y desde allí nuestro brindar una mano solidaria.
Brindo una mano porque descubro que en el otro está Jesús pidiéndome y esperando mi respuesta.
Ayudar a otro a que se sepa alguien como persona es ayudar a Jesús que quiere necesitar de cada uno de nosotros para ser más presente en nuestro hoy.
Jesús no nos pide realicemos actividades extraordinarias para poner en práctica nuestro ser seguidores suyos sino que nos pide sepamos descubrirle y responder a lo que nos solicita permanentemente.
Siempre hay alguien que está esperando de nosotros. Siempre está Él esperándonos.
Mal podemos anunciar la Buena Noticia de Jesús si no somos capaces de, con nuestras acciones concretas,  testimoniar la cercanía amorosa de Dios que nos conoce, respeta y ayuda a que seamos mejores personas.
Tampoco podemos anunciar la Buena Noticia de Jesús si no logramos estar en sintonía con la voluntad de Dios que requiere de nuestro compromiso activo.
Así como debemos animarnos a salir a la intemperie debemos tener el coraje como para darnos sin esperar a cambio.
No me doy con la finalidad de lograr algo sino, simplemente, porque ello es lo que se debe hacer.
Darnos con alguna intencionalidad es, en cierta medida, desvirtuar nuestra entrega.
Todo lo que podemos recibir del otro como respuesta a nuestra entrega no es otra cosa que un acto de generosidad de su parte.
Si, ante nuestra generosidad, el otro logra sentirse más digno o sentirse alguien, no es un mérito de nuestra parte sino que es algo que el otro logra desde él mismo.
Lo nuestro siempre se limita a ser una ayuda para que él se ayude.
Por ello es que Jesús nos insiste en la necesidad de acciones bien sencillas y concretas puesto que no somos discípulos suyos encerrados en un templo ni cobijados por rituales y cultos. Somos discípulos suyos en la medida que animándonos a poner lo mejor de nosotros al servicio de quien nos necesita para que, entre nosotros, crezca su Reino que no es otra cosa que un mundo pleno de fraternidad porque de humanidad.

Lo más visto

220.UY | Más Información

Banner-Estilo-Radio