Columna: Juguemos por lo alto!!!, por Aníbal Durán

Si nos “van a dirigir”, que estén a la altura de las circunstancias. Muchas veces sucede y sobre todo con gobiernos populistas, que la “masa” no piensa, no pone ni siquiera esfuerzo en eso y se deja llevar por una marea de promesas y dádivas, que simulan hacerle mejor la vida a la gente. Los ejemplos cunden, hasta diría que se multiplican lamentablemente, y la realidad nos interpela, como sociedad, pero sobre todo como individuos pensantes. No podemos aceptar cantos de sirenas de nadie y menos aún, tolerar la permanente diatriba del adversario (o enemigo…?) político hacia el otro, como manera de presentación. Claro uno ve el país del Norte, los Estados Unidos de Norteamérica y queda perplejo que un condenado por la justicia, pueda ser el próximo Presidente y el actual mandatario, “abrumado” por los años, dé un paso al costado. Entonces estamos como en un mundo donde falta el señorío, el apretón de manos honesto, el terminar con la pléyade de frases hechas que repiten sin solución de continuidad, todos los candidatos. Ortega y Gasset dijo en Argentina, allá por la década del 40, creo, “Argentinos, a las cosas”… y me permito parafrasear a tamaña figura literaria: “Uruguayos, a las cosas”. Por eso no balconeemos las cosas de afuera y nos constituyamos en meros espectadores de una lucha electoral, en ciernes.  Por eso, agregamos, que es perentorio exigir la verdad a quienes pretender dirigir los destinos del país. Pero no nos referimos a la verdad subjetiva, donde todos tenemos nuestra verdad, ligada al aspecto espiritual, intelectual, político que nos haya cautivado. Nos queremos referir a la verdad objetiva, a la que es igual para todos, a la que hace acto de presencia en el acontecimiento, a la que rebosa del suceso. No queremos una verdad que sea deformada, un estado de espíritu irreverente que falsea a conciencia las evidencias, buscando crear una artificiosa categoría de imposturas.  La verdad objetiva no es una contingencia que dependa de nuestro gusto o de nuestra voluntad.  

Estamos ante un grave problema de ética, constantemente pospuesto por la inescrupulosidad de los “novelistas” de la anécdota. Esos novelistas que munidos de su facilidad de palabra y su verba exultante, prometen el oro y el moro a sus interlocutores, sin tener un atisbo de conciencia respecto a la importancia del acontecimiento. Esta gremial que recibirá a los candidatos, no los esperará ni con rosas ni con palmas de laureles. No los esperará con el pre-consentimiento a todo lo que propongan, sino que el consenso surgirá del diálogo que será duro, pero también respetuoso.  Y que juguemos con la verdad. Ésta tiene muchos caminos para hacerse efectiva; tardará más o menos en abrirse paso, pero un día trasciende y con ella se afirman sus apóstoles y caen en desprestigio sus detractores. No importa si la verdad molesta o duele, cabe ser interpretada en sus alcances, explicada en sus causas, desarrollada en sus pormenores. Juguemos a la pelota en el mundo que tenemos. Y ese mundo trae cambios en muchos aspectos que nos toca a la industria a la cual pertenecemos. Por eso nos tienen que hablar de productividad, de negociación salarial por empresa (eventualmente), de constatar realidades que a veces son distintas de gremiales del sector, de estímulos que provocarán reacciones favorables hacia la inversión, como ha sucedido en el lustro de gobierno que finaliza, de terminar con tanto papeleo nocivo y burocráticamente errático y que menoscaba la inversión y la generación de empleo. Y necesariamente tendrán que concurrir con oídos bien abiertos para entender la realidad del sector, que sabe de invertir y generar empleo y que no necesita de alfombra roja en los estamentos del gobierno, pero sí la franqueza y honestidad de quienes sean receptores y decisores de determinantes resoluciones. Aníbal Durán