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Columna: "Dentro del aporte unificado, un convidado de piedra…", por Aníbal Durán

Aníbal Durán es el Director Ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

Columnas 10/11/2024Redacción 220.UYRedacción 220.UY

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Jerarcas nos han dicho… que, si proceden, …”se desfinancia la Caja”. Respuesta que sorprende y obviamente no convence. Ponemos el tema nuevamente encima de la mesa, que ya fue escenario hace unos años de polémica.   Nos referimos a la Caja de Profesionales Universitarios (CPJ) y el gravamen que tiene que pagarle la construcción en el aporte unificado, siendo ahora de un 4% sobre la mano de obra empleada en una obra privada. Anteriormente era un 6% y gestiones de APPCU la dejaron en 4%. Pero también al inicio cuando se gestó allá por el 61, era una cantidad irrisoria que con el paso del tiempo se fue incrementando. Nos decía nuestro asesor financiero, Cr Kaplán, que una obra de 2000 metros cuadrados debe destinar para la Caja de Profesionales (CJP), la suma aproximada de USA 20000. ¿Se puede concebir tamaño dislate? Que una industria como la construcción que ya soporta una carga impositiva de proporciones, deba aportarle a la CJP cifras como las mencionadas. ¿Por qué? Por lo pronto, por imperio de la ley. Pero obviamente el sentido común dice drásticamente que no compete.  La situación es absolutamente inconveniente porque los aportes de seguridad social representan un impuesto al trabajo que desalienta la ocupación de la mano de obra y que precisamente en otros países se rebajan, para combatir la desocupación. Se torna ilógico que una industria que es puntal en la ocupación del país, esté gravada con un 4% suplementario de aportes de seguridad social que además no se destinan a pagar las pasividades de sus extrabajadores.  La situación luce además injusta, porque la industria de la construcción es la única que paga este gravamen, que, si no se justifica que se les cobre a otras actividades, menos se justifica le sea aplicada a nuestra industria que ya tiene, por otras razones, un gravoso sistema de aportes a la seguridad social. 

Injusta, además, porque los arquitectos o ingenieros no son los únicos titulares (o socios) de empresas vinculadas a su quehacer profesional. Pero son sí los únicos profesionales que además de sus ineludibles aportes a la CJP en su calidad de afiliados activos a la misma, le deben pagar un voluminoso 4% de los salarios de los trabajadores de sus empresas (cuando ya se paga, además, aporte patronal y obrero en el aporte unificado de la construcción). Es como si en un bufete de abogados, el abogado además de pagar su aporte a la CJP y los aportes de sus empleados del BPS, también pagare el 4% sobre el monto del asunto en algún litigio. También es injusto porque dicho 4% está destinado a pagar pasividades actuales y futuras de los demás profesionales, no existiendo claro está, reciprocidad de éstos para los arquitectos e ingenieros. Y tampoco se pretende. Dos consideraciones finales a cuenta de mayor cantidad: este 4% grava también al humilde propietario de un inmueble que construye o refacciona su vivienda con utilización de personal asalariado (donde a veces no interviene ningún profesional).  Además, este tipo de gravamen, alienta la obra clandestina que deja de pagar no solo este 4% sino todo el resto de la carga tributaria.  Por estas horas, la Caja de Profesionales está reclamando que el tributo IASS que pagan sus afiliados, en vez de ir al BPS como sucede, debería ir a la citada caja. En buen romance, ven la paja en el ojo ajeno… Rever la situación se impone, por lo que significa la construcción y su círculo virtuoso de dinamismo y por lo inconveniente y gravoso que es para el país. Aníbal Durán  

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