220.UY | Seguinos en redes

"Tiempo de preparación", nueva reflexión del Padre Martín Ponce de León

Del cuidado de los primeros meses (lejanos primeros meses) hemos pasado a una realidad donde hemos bajado los cuidados y ello nos ha llevado a volver a ellos debido a que los contagios crecen.

Reflexiones Redacción 220.UY Redacción 220.UY

Compartir

ponce de leon 234324

La pandemia nos hace vivir, todos los días, momentos especiales.

Poco a poco van creciendo los casos, los hisopados y los “cuarentenados”.

Del cuidado de los primeros meses (lejanos primeros meses) hemos pasado a una realidad donde hemos bajado los cuidados y ello nos ha llevado a volver a ellos debido a que los contagios crecen.

Vivimos, gracias a la pandemia, un año por demás especial.

Hemos aprendido a utilizar un lenguaje propio de la situación.

Hemos incorporado conductas que ni remotamente podíamos suponer un año atrás.

A nivel de Iglesia comenzamos a vivir un tiempo especial porque un tiempo de preparación.

Creo que, como en muy pocas oportunidades, este tiempo nos encuentra preparados para vivirlo de manera muy intensa.

Comenzamos a vivir el tiempo de preparación para celebrar lo irrupción del amor de Dios, hecho persona, en nuestra historia.

Tal preparación nos debe encontrar muy involucrados y comprometidos con ella.

Así como la pandemia nos enseñó a estar atentos este tiempo de preparación nos debe encontrar muy atentos.

No habrá mucha oportunidad para grandes fiestas (es lo que uno espera) sino que deberemos prestar particular atención a lo esencial.

Lo esencial es celebrar el amor de Dios entre nosotros.

Ese amor que podemos descubrir irrumpiendo en nuestras vidas de muy diversas maneras y haciéndonos adquirir actitudes que nos llevan a intentar vivirlo y corresponderlo.

Ese amor que nos hace vivir con un prolongado gracias a flor de piel porque sabiéndonos privilegiados con él.

Ese amor que constantemente debemos intentar hacer crecer en nuestras realidades cotidianas como forma de responder a su presencia entre nosotros.

No debemos estar preparados para una fecha o un recuerdo. Debemos prepararnos para la celebración de una realidad que nos involucra plenamente.

Debemos prepararnos para asumir un compromiso donde nada de lo nuestro queda al margen.

Debemos prepararnos para un compromiso que se traduce en actitudes bien concretas y realistas.

Así como durante este tiempo hemos aprendido que el cuidarnos implica actitudes reales nuestra preparación de este tiempo debe llevarnos a asumir tareas plenas de realismo.

El amor que Dios nos tiene no es una hermosa teoría ni una bonita utopía. Es una realidad plena de hechos concretos en nuestra historia personal. Por ello es que involucrarnos con la preparación para celebrar tal irrupción de amor debe ser acompañada de gestos bien concretos.

Nada nos debe impedir disfrutar a pleno de la vivencia de ese amor.

Nada nos debe impedir perder la vivencia del amor en nuestra vivencia cotidiana.

Hemos vivido, casi un año, atentos a los avatares de la pandemia. Estamos ejercitados para vivir un mes comprometiéndonos con el amor que Dios nos quiere renovar y obsequiar.

Esta Navidad que se acerca nos debe encontrar suficientemente atento y preparado para esperarle.

Así como la pandemia nos ha hecho vivir un prolongado tiempo especial este tiempo de preparación a la Navidad también nos debe hacer vivir un tiempo especial.

Deberá ser una preparación distinta y única puesto que, año a año, vivimos una Navidad que se nos vuelve única.

Año a año vivimos una Navidad para un tiempo que no volverá a repetirse como esperamos no vuelva a repetirse todo lo que hemos debido vivir a lo largo de este año que, por momentos, se hizo muy prolongado.

Lo más visto

220.UY | Más Información

Banner-Estilo-Radio