Columna: La vivienda y la dignidad…, por Aníbal Durán

Aníbal Durán es el Director Ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (APPCU)

Columnas 29/06/2025Redacción 220.UYRedacción 220.UY

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Nos preocupa y ocupa el tema del título. La pobreza infantil campea, pero 
entendemos que el sustento a todos esos dramas colaterales, pasa por 
tener una vivienda digna en un contexto, igualmente digno. 
La vivienda por sus características representa un bien que ocupa un lugar 
relevante en las preocupaciones de la gente, por cuestiones obvias: 
constituye un bien primario de defensa contra los rigores climáticos; es un 
bien de intercambio social; un bien de uso y desarrollo familiar; un bien 
que ayuda a la salud y educación de la familia; un bien de inversión 
durable y transable y finalmente algo medular: un bien que transforma a 
su dueño o usuario, en protagonista de la economía que lo rige y que le 
devuelve o ratifica un aspecto que es de esencia: la dignidad. 
Los hogares traducen sus logros en bienes que son más fáciles de comprar 
y después más lentamente van mejorando los aspectos más difíciles, como 
es el caso de la vivienda. 
Una vivienda decorosa incide sobre la calidad de vida de la gente. Implica 
mucho más que el hecho de la vivienda en sí misma. El hacinamiento, por 
ejemplo, impide que un niño pueda estudiar cómo sería de desear. Me 
han narrado un sinfín de anécdotas, donde un niño que quiere estudiar o 
leer un libro, no tiene un contexto acorde para dicho fin. Y la frustración 
impera y la cabeza empieza a ir por andariveles pérfidos. 
Una buena vivienda es mucho más que una edificación bien construida 
con suficientes habitaciones, agua potable y un piso sólido. La 
construcción de una vivienda comienza cuando un terreno legal ubicado 
dentro de los límites de la ciudad con acceso a infraestructura troncal 
(conexión principal para agua, saneamiento, drenaje, transporte público al 
alcance de la mano), se subdivide en lotes individuales, por ejemplo, cada 
uno con sus propias conexiones a la infraestructura.  Si el terreno original 
fuera de proporciones, se deberían planificar parques, centros comunitarios, escuelas y centros de salud si es posible, para lo cual se 
deberían reservar áreas y firmar acuerdos público-privados que garanticen 
su mantenimiento. 
La presencia de vivienda precaria hace de la ciudad un conglomerado, que 
combina una amplia gama de Asentamientos Irregulares que, 
aparentemente vienen descendiendo, que circundan bolsones de barrios 
residenciales formales y comercios adyacentes. El problema no es solo 
cosmético. La necesidad de solucionar estas carencias es tan urgente 
como esencial. En lo fundamental, la vivienda y el barrio influyen en la 
calidad de vida de las personas, en la salud y la educación de sus hijos, en 
su vulnerabilidad al crimen y patologías similares. 
Una vivienda de un asentamiento (o no necesariamente), se puede 
convertir en caldo de cultivo de enfermedades y angustias, lo vemos 
cotidianamente. 
Nos dice el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que en América 
Latina y el Caribe, millones de hogares y sus habitantes aún residen 
hacinados en viviendas con pisos de tierra, sin saneamiento y/o 
recolección de basuras. 
Los pisos de tierra agravan el problema pues contribuyen a propagar 
enfermedades parasitarias. La falta de servicios de agua, electricidad y 
saneamiento dificultan el proceso de obtener agua potable, preparar y 
almacenar alimentos de manera segura y mantener una buena higiene 
personal, todo lo cual compromete la salud de quienes habitan en una 
vivienda en esas condiciones.  
El Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT), del gobierno 
anterior, supo poner foco en el tema y la Arq Florencia Arbeleche era la 
responsable en los Asentamientos. Las Intendencias trabajaron de 
consuno en esta materia (esencial) y se identificaron Asentamientos 
Irregulares en las distintas ciudades del país, donde se iniciaron trabajos 
para transformar la realidad. 
240 millones de dólares es la cifra que se dispuso para comenzar a 
cambiar la vida de 15 mil hogares que viven indecorosamente 
(obviamente faltan muchos más). Este gobierno según ha expresado, 
continuará con el Plan Avanzar, donde trabajará con su impronta. 

Hay centenas de ejemplos dramáticos; maternidades adolescentes, 
madres que trabajan de domésticas y tienen que dejar los niños librados al 
azar, ausencia paterna y familiar y los etcéteras se multiplican. Los CAIF 
son una solución, pero deben multiplicarse y concatenarse con otros 
movimientos de ayuda, que actúen coordinadamente. La escuela tiene 
que estar presente, de Perogrullo, pero no sucede en muchísimos casos.  
Esta pobreza infantil que padecemos, está enquistada en la precariedad 
de un hogar que está en las antípodas de ser digno. 
La ministra Paseyro se ha expresado sobre todos estos temas, y 
compartimos su diagnóstico. Sucede que es hora de actuar sin que la 
burocracia nos gane la partida. PISO DURO, de hormigón se impone, es un 
paliativo, no vamos al cerno de las cosas, pero…. 
Principio tienen las cosas y ojalá esta transformación en el tema 
Asentamientos que comenzó, nos rompa los ojos a la brevedad y nos 
saque del letargo y statu quo que se enquista y no nos permite 
evolucionar como sociedad.   
En febrero pasado se conocieron las cifras de gente que vive bajo el nivel 
de la pobreza, al igual que niños. El decoro, ausente… 

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